ENRIQUE GRAN-JOAQUÍN DE LA PUENTE (1975)
Exposición realizada en la galería Lúzaro. Bilbao
No es de hoy mi conocimiento de Enrique Gran. Siempre admirado, he seguido su vida y carrera desde hace ya unos cuantos años. No por estar a distancia, dejé de sufrir perplejo sus humanos heroísmos, su entereza de hombre fuerte y valiente, su vocación recia de formidable cajigona de la norteña tierra donde le nacieron con tozuda sangre aragonesa y ancestral seriedad castellana. Grande y de admirar es su hombría. Pero, más grande aún es su inquietud creadora y la calidad logradas una y otra vez, a lo largo y a lo ancho de las sendas recorridas para ser el pintor que hoy es.
Pintor de pies a cabeza. Pintor hasta la médula. Pintor sin resquicio alguno a la duda. Más, también mucho más que pintor. Creador. Visionario en y desde su espíritu. En y desde su mente. En y desde el psiquismo que palpita en lo visible para quien sabe ver. En las formas que son más que materia. Más que vanas sensaciones. Que son cuenco estremecido donde se vierte el ánimo de quien sabe recrear.
Así anda por el mundo, así anda por la pintura y recorre la vida Enrique Gran. Como un lúcido visionario de la energía intrapsíquica de cuanto somos y nos rodea. Desentrañando sus vividura y dramas. Su honda emoción.
Joaquín de la Puente